10 preguntas con sus correspondientes respuestas.
¿Tienen sentido en infantil?
Espero que alguna os anime a comentar algo al respecto.
¡ÁNIMO!
SENGE / PROFESOR DEL MIT
¿Tienen sentido en infantil?
Espero que alguna os anime a comentar algo al respecto.
¡ÁNIMO!
SENGE / PROFESOR DEL MIT
El experto cree que para innovar
en educación hay que crear un modelo pedagógico en el que docente y alumno
aprendan a la vez
Peter
Senge, californiano de 69 años, cree que el principal problema del sistema
educativo es que se basa en el modelo de la revolución industrial. Este
profesor de la escuela de negocios del Massachusetts
Institute of Technology critica que los colegios en diferentes
partes del mundo continúan replicando un modelo de aprendizaje pasivo, en el
que los docentes hablan y los estudiantes permanecen sentados y callados, “como
si se les estuviese entrenando para trabajar en una fábrica”.
Considerado
por The Economist como uno de los 50 pensadores más influyentes del
mundo en el ámbito de la gestión empresarial, Senge se empezó a
interesar por la educación tras el éxito en diferentes universidades de Estados Unidos de su best-seller
La Quinta
Disciplina. Publicado en 1990, el libro contiene las claves para
hacer competitiva cualquier institución con una estrategia de aprendizaje
diseñada por el propio Senge.
En 1991, fundó la Society for Organizational Learning (SOL),
una red de innovación en el aprendizaje en la que participan más de 19 empresas
y organizaciones y mil escuelas públicas y privadas de diferentes parte del
mundo. Senge ha visitado Madrid para impartir un seminario de liderazgo a los
profesores de la Institución Educativa SEK.
Pregunta.
¿Cuáles son las principales transformaciones que debe afrontar la escuela?
Respuesta. Lo
más importante es que llegue el final de la escuela tal y como la conocemos.
Todos hemos ido al mismo tipo de colegio, no importa si el centro educativo
está en España, Reino Unido o China. La fórmula siempre es la misma: los
profesores tienen el control y los alumnos no son proactivos. Nadie sabe a
ciencia cierta cómo debería ser, de hecho no creo que haya un modelo único,
pero sí un principio claro: adultos y niños aprendiendo a la vez. La idea de
que los profesores tienen las respuestas y por eso lideran el aprendizaje ya no
sirve, nadie sabe cómo se resolverán los problemas que ya nos afectan hoy,
como, por ejemplo, el cambio climático. Los niños lo saben y por eso no se
enganchan a la escuela, porque el profesor actúa como si tuviese todas las
respuestas. El aprendizaje en el colegio se centra en evitar cometer errores.
El contexto autoritario dentro de la escuela es tal que los chicos solo quieren
complacer al maestro.
P.
¿Cómo puede funcionar una escuela pretendiendo que alumnos y profesores tengan
los mismos intereses?
R. Los
docentes tienen que crear nuevas fórmulas pedagógicas para que los niños
aprendan cosas sobre las que no hay respuestas claras. Singapur
comenzó en el año 2000 su proceso de transformación del modelo educativo y el
eje fue crear un entorno en el que todo el mundo aprendiese: profesores, alumnos
y padres. Supuso un cambio radical, teniendo en cuenta que habían heredado el
modelo británico, muy profesor-céntrico. El aprendizaje giraba en torno
a la figura del experto. Dijeron basta y ahora los profesores plantean retos
reales y los estudiantes aportan soluciones. No solo se plantean problemas
artificiales para resolver en el aula. A los alumnos les motiva ayudar a su
comunidad a ser más efectiva. La forma de hacerlo con un niño de ocho años o un
adolescente de 18 es distinta, pero el principio es el mismo.
P.
¿Cómo tiene que afrontar el profesor su día a día en el aula?
R.
Solemos decir que el profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe.
Ahí empieza la innovación. Lo primero que tienen que hacer es desaprender,
olvidar los métodos pedagógicos tradicionales. Es muy difícil porque tienen una
identidad muy fuerte y se sienten orgullosos de estar al frente de la clase.
Creen que mantener el orden y la atención en su discurso es lo que les hace
buenos profesores y tal vez sea ese el problema, las lecciones magistrales
brillantes. Para que se produzca el cambio tiene que haber una masa crítica de
esos adultos en las escuelas que diga basta. Esto no va sobre decidir buenas o
malas respuestas, sino sobre afrontar problemas reales. Conseguir que un niño
de 12 años entienda por qué hay problemas de drogadicción en su barrio.
P.
¿Qué papel tiene la tecnología en la transformación del modelo?
R.
Tecnología moderna y pedagogía anticuada, ese suele ser el patrón. Muchas
escuelas están gastando grandes cantidades de dinero en comprar ordenadores
para los alumnos porque creen que la tecnología lo cambia todo, y no es así.
Hay que innovar en las técnicas de aprendizaje.
P.
¿Cree que los contenidos estáticos como las matemáticas o la literatura se
deberían modificar dentro de los programas académicos?
R. Hay
que enseñar esos contenidos de forma distinta. Los buenos profesores de
matemáticas saben la diferencia entre el aprendizaje mecánico, en el que los
chicos aprenden a escribir ecuaciones, y el profundo, en el que entienden el
porqué. Uno de los docentes de nuestra red SOL, que trabaja en un colegio
público de Boston, ha desarrollado un método en el que los niños se enseñan
álgebra entre sí. Ha dedicado más de 20 años a crear problemas muy complejos y
ni los mejores estudiantes de álgebra pueden resolverlos por sí solos. En el
primer mes del curso imparte clases magistrales cortas para enseñar los fundamentos
básicos, y el resto del año los alumnos trabajan en grupos de cuatro. El
docente es importante porque ha diseñado la metodología, no actúa como un
profesor sino como un facilitador.
P.
¿Con qué escuelas está trabajando?
R. La Society for Organizational Learning, que
fundé en 1991, es una red de investigadores y profesores en activo de
diferentes partes del mundo. Sobre todo trabajamos con colegios públicos de
Estados Unidos, porque es ahí donde están las carencias más graves, pero
también colaboramos con colegios privados que sean innovadores. Estamos en
contacto con más de mil escuelas en el mundo. Nuestra misión es buscar
innovadores para conectarlos entre sí, para que entiendan que no están
aislados. Hay una revolución que está ocurriendo, cientos de profesores usan Flipped
Classroom (clase invertida) o el aprendizaje por proyectos. El
problema es que no hay vías de comunicación entre ellos.
P. La
clave para el cambio, ¿la tienen los gobiernos o las escuelas?
R. En
Singapur, por la naturaleza del país, el Gobierno lideró la transformación.
Pero no es una buena referencia, es un territorio muy pequeño, casi como una
ciudad. En la mayoría de lugares, los líderes han sido los directores de los
centros y los docentes, grupos pequeños que han querido dar un giro a su
cultura de aprendizaje. El cambio tiene que arrancar en la escuela, que
funciona como una institución local.
P.
¿Qué modelo educativo actual cree que debería replicarse?
R. No
se trata de copiar a Finlandia o Singapur. Hay que ser menos rígidos con la
edad porque los niños avanzan a distintas velocidades. No tiene sentido dividirles
en cursos por edad. La escuela industrializada, ese es el problema. En las
líneas de ensamblaje todo el mundo se movía al mismo ritmo y precisamente fue
la era de la industrialización la que hizo a los lentos estúpidos. Hace unos
años conocí en Los Alpes a un físico austríaco que había trabajado con el Nobel de Física danés
Niels Bohr -le concedieron el premio de 1922-, probablemente el físico más
brillante de la historia. Le pregunté cómo era trabajar con él y me dijo que
era muy lento, pero que cuando entendía algo, realmente lo entendía. La mayoría
de científicos son pacientes, reflexionan, se toman su tiempo. Durante décadas
se les ha hecho creer a los niños que no poder avanzar al ritmo que marca la
escuela es sinónimo de ser idiota.
P.
¿Cree que la certificación supone un freno para el aprendizaje?
R. La
evaluación más efectiva es la del propio alumno analizando su progreso, la
autoevaluación. Pero ahora ese rol lo asume el profesor. Los buenos docentes
crean un entorno en el que los estudiantes mejoran constantemente y pueden
juzgar de forma objetiva cómo están evolucionando. En Estados Unidos, a los
profesores se les coloca en rankings en función de los resultados que sus
alumnos obtienen en los exámenes estándar. Todo lo que está demasiado
mecanizado carece de sentido. El problema no es la herramienta, sino el uso que
se hace de ella. El objetivo debería ser estudiar qué técnicas de enseñanza
funcionan mejor que otras y por qué.
P. El
pedagogo británico y conferenciante Ken Robinson
critica que la escuela mata la creatividad. ¿Cuál cree que es la explicación?
R. Los
niños dejan de ser curiosos por el miedo a cometer errores, y como consecuencia
de eso, también dejan de ser creativos. En mis clases suelo preguntar a mis
alumnos cuántos de ellos decidieron a los diez años que no se les daba bien
cantar, o que no eran muy buenos en dibujo. La gran mayoría levanta la mano.
Entre los cinco y los diez años se internalizan esos miedos a no dar la talla y
los chicos simplemente dejan de hacerlo. Hace unos años, un educador me dijo
que no tenemos ni idea del drama que sufren los niños en la escuela. Los
profesores están en una posición de autoridad y pueden hacer mucho daño si no
se dan cuenta del impacto que pueden tener sus mensajes.
Si estas ideas las trasladamos al panorama educativo español, creo que nuestro sistema educativo está muy jerarquizado, desde edades tempranas hasta la Universidad. El profesor lo sabe todo y el alumno asume el rol de "...yo aquí a ver lo tengo que poner en el examen para aprobar y que me den un título y pasar página". Es decir, que pasas por la escuela pero la escuela no pasa por ti. El sistema educativo es burocrático y muy muy conservador ¿Es la escuela española del siglo XXI inclusiva? Yo diría que no. Hacen falta todavía muchos César Bona para llegar a eso...
ResponderEliminarPienso que a la institución educativa española le queda mucho camino por recorrer y muchas cosas que cambiar, como por ejemplo los métodos de aprendizaje, los curriculos, el tipo de enseñanza...También destacaria la importancia de crear un nuevo modelo educativo que esté basado en la igualdad de mujeres y hombres, es decir, en la coeducación.Pero,en mi opinión, para que las instituciones educativas puedan evolucionar e innovar, la sociedad también debe de hacerlo. Sin que esto suceda es muy dificil que se produzca el cambio.
ResponderEliminarEn mi opinión el sistema educativo español debería asumir mas cambios que favorezcan desde que comenzamos la escolarización como a los que están terminando su proceso, ya que un sistema basado en que el alumno es el objeto pasivo no siempre es la opción correcta, porque en muchos casos los alumnos acaban siendo "los calienta silla" en lugar de estudiantes cuya motivación es adquirir nuevos conocimientos para su día a día.
ResponderEliminarEs alucinante lo rápido que "evolucionamos" en ciertas cuestiones, sobre todo, la tecnológica. Hace no tantos años era de ciencia ficción imaginar coches conduciendo solos o a una persona de este mundo haciendo una videollamada. Ahora no consigo entender como casi dos siglos después de la industrialización seguimos maltratando a la comunidad educativa y a la infancia como si fueran materia prima enlatada...ya va siendo hora de que despertemos e intentemos cambiar algo.
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