jueves, 16 de marzo de 2017

Educadores varones. La aguja en el pajar.

¿Qué opináis vosotros? ¿Y vosotras?


Haberlos haylos, pero siguen siendo pocos. Tradicionalmente, el cuidado y atención de los más pequeños ha sido cosa de las madres y quizá por ello la educación infantil es un sector tan feminizado. Las inercias tiran mucho, y cuando se cambian “no es nada fácil”, asegura Gonzalo Flecha, docente de la EEI La Cigüeña María (Las Rozas). “Costó mucho que mi familia entendiera que quería dedicarme a esto. Seguimos siendo excepciones y choca. Hay que dar mil explicaciones porque tampoco se entiende ni conoce bien en qué consiste la educación en estos primeros años. Tal vez a nosotros nos cueste un poco más centrarnos cuando empezamos, pero es indudable que luego no hay diferencias. Todos aportamos y todos enriquecemos, cada cual desde su perfil. Yo agradezco mucho vivir en un mundo de mujeres y tener un trabajo que me resulta tan emocionante, algo que depende de la forma de mirar al niño; si partes de sus capacidades y de su potencial, es algo interesantísimo, ilimitado. Si le ves como un ser indefenso, que debes proteger, entonces esto pasa a ser duro. Cuestión de criterio. Pero puede ser muy gratificante”.

Guillermo Herrero, director de El Alba (Acacias), aunque llegó a la profesión “de rebote”, reconoce que “una vez que entras, cuesta salir; atrapa”. Considera que no hay más chicos “por puro desconocimiento”. “Los que estamos damos más visibilidad a la figura del educador, aparte de trasladar la diversidad social al aula. Lo importante no es quién hace, sino cómo”.


Desde Las Nubes, Ana Galán se confiesa “encantada de tener compañeros, en 12 años solo he tenido cuatro, pero si esto deja de ser una cosa de mujeres, seguro que los sueldos también mejoran”.

4 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con Gonzálo Flecha.
    Es contradictorio que la misma escuela que vende su metodología como innovadora, la que pretende inculcar al niño una serie de valores, sea la que no acepte o vea raro un educador varón. Es cierto que los padres hoy en día ven raro que un varón se ocupe de sus hijos, pero si en realidad confían en la escuela a la que sus hijos acuden, ¿por qué no confían en todos los educadores, sean mujeres o varones?
    Quizás todos tengamos una visión parecida a la hora de asignar o ver trabajos propios de mujeres y otros de hombres, porque ¿Quién no se ha extrañado al ver una mujer piloto, despachadoras de gasolina, militar? y así podríamos seguir un buen rato...
    La discriminación de la mujer en algunos campos profesionales es la misma que la del hombre en el sector de la educación y esto afecta a la educación para la igualdad de los más pequeños.
    Tenemos que centrarnos en la profesionalidad de las PERSONAS sean mujeres o varones.

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  2. La verdad es que da un poco de vergüenza que los padres no se fíen de maestros solamente porque son hombres y porque dan clase en educación infantil, ya que si ese mismo maestro estuviera en primaria no lo verían raro. Yo me pregunto, ¿por qué hay que fiarse de los estereotipos?, lo mejor seria dejarlos de lado y confiar en que si el centro tiene ese maestro sera porque es bueno en su trabajo y que los propios padres confíen en él.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo con los que dice ya que la mayoría por desconocimiento opta por no elegir esta profesión que es tan válida como otra incluso, puede que más importante ya que los futuros médicos, ingenieros,etc con edades de 3 a 6 años han de pasar por nuestras manos y para eso hay que estar preparado correctamente independientemente de ser de género masculino o femenino. Año a año se rompen barreras y poco a poco todo se equilibra pasando a ser una profesión tanto masculina como femenina.

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  4. Muy de acuerdo, que resulte extraña la presencia de hombres en la educación infantil no deja de ser otro efecto más del machismo que nos inculca la sociedad a veces sin quererlo, hay que apostar por la inclusión de cualquier persona que quiera dedicar su vida a esta bella profesión, no distinguir entre sexos y cometer errores de exclusión que deberíamos haber dejado siglos atrás.

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